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miércoles, 19 de diciembre de 2007

¿En qué estamos fallando?

La reciente publicación del informe PISA ha vuelto a poner en evidencia a la educación en España. Lejos de mejorar, la situación sigue empeorando, especialmente en lo que se refiere a destrezas básicas como el cálculo matemático o la compresión lectora. A la vista de los datos, pocos dudan ya de que las cosas no se están haciendo bien en nuestro sistema educativo.

Pero, ¿quién es el responsable de esta situación? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Qué podemos hacer para corregir los nefastos resultados que, año tras año, obtenemos en informes de este tipo? Responder a estas preguntas no resulta sencillo. Pero si algo debemos tener claro es que no existe un único culpable de este desastre. Más al contrario, lo que ha ocurrido es que ninguno de los actores protagonistas del sistema educativo español ha hecho correctamente sus deberes.

Alumnos, padres, profesores y políticos deben hacer examen de conciencia y determinar, de una vez por todas, el origen, las causas y las soluciones del problema. Los primeros han de asumir que educarse y formarse, más allá de un derecho, se ha tornado en una obligación en la sociedad del siglo XXI. De hecho, las nuevas normativas recogen ya el deber que tienen los estudiantes de aprovechar la oportunidad que les brindan las administraciones públicas. Los padres, por su parte, deben asumir que su papel es extraordinariamente importante en el sistema educativo, apoyando al profesorado en su labor y animando a sus hijos en el estudio.

En cuanto a nosotros, los profesores, deberíamos preguntarnos si estamos poniendo toda la carne en el asador, si no gastamos más energías en quejarnos de la actuación de alumnos, padres y administraciones que en intentar innovar y enganchar de alguna manera a una multitud de chicos desmotivados y desinteresados en aprender. Pasados tres lustros desde que la educación obligatoria se extendiese hasta los dieciséis años, hemos de asimilar que los viejos remedios no valen para las nuevas situaciones a las que nos enfrentamos cada día en las aulas.

Y al Gobierno y la oposición hay que pedirles que apuesten decididamente por la educación como el valor más importante de una sociedad moderna, sacándola de la trinchera política y concibiéndola como una cuestión de Estado, tal y como ocurre en la mayoría de países de nuestro entorno.

Es necesario, por tanto, un gran pacto nacional por la educación, consensuado entre todos los estamentos implicados. Si no conseguimos ponernos de acuerdo, si no remamos todos en la misma dirección y continuamos echándonos las culpas los unos a los otros, difícilmente podremos aprobar el próximo examen.

1 comentario:

Rita dijo...

Hola !!! Me gusta tu blog, te he enlazado en el mio.

Felicidades !!!

http://ritataylor.blogspot.com/